La fatiga por compasión


La fatiga por compasión es considerada como un tipo de estrés resultante de la relación de ayuda terapéutica, de la empatía y del compromiso emocional. Este término, visibiliza una realidad que afecta específicamente a profesionales que trabajan con el objetivo de aliviar el sufrimiento en la vida de las personas que atienden, aparte de ser vulnerables a otros tipos de estrés o al desgaste por el trabajo.
Es el estrés generado al estar en contacto con pacientes  que se hallan en un estado de profundo dolor: entendiendo éste como sufrimiento físico, psicológico, social y espiritual  y que precisan de un profundo cuidado, de una intervención a nivel físico, psicológico, social y espiritual.
La empatía es una variable clave para comprender el cuadro: aquella habilidad que da calidad a la intervención es la que aumenta la vulnerabilidad a desgastarse. 

El cerebro humano está estructurado con una capacidad innata para trascender las fronteras de la piel de su propio cuerpo. Los mecanismos neurobiológicos implicados en el proceso empático sugieren que se desencadena por mecanismos de imitación que hacen aparecer en quien observa emociones similares a las que se observan, a través de la activación de la amígdala, la corteza órbito-frontal y las neuronas espejo. De algún modo, siento en mi lo que siente otra persona, y cuando las emociones a las que una persona se expone son de profundo sufrimiento, el impacto es evidente.